… Bien públicos y notorios fueron a todos mis vasallos los escandalosos sucesos que precedieron, acompañaron y siguieron el establecimiento de la Democrática Constitución de Cádiz en el mes de marzo de 1820; la más criminal traición, la más vergonzosa cobardía, el desacato más horrendo a mi Real Persona, y la violencia más inevitable, fueron los elementos empleados para variar esencialmente el Gobierno fraternal de mis reinos a un código democrático, origen fecundo de desastres y desgracias .. Deseando proveer de remedio las más urgentes necesidades de mis pueblos y manifestar a todo el mundo mi verdadera voluntad (…) he venido a decretar lo siguiente: son nulos y de ningún valor todos los actos del Gobierno llamado Constitucional que han dominado a mis pueblos desde el 7 de marzo hasta hoy 1 de octubre de 1823.