«Al País y al Ejército. Españoles:
Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven para ella otra salvación que liberarla dejos profesionales de la política, de los hombres que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real. Con frecuencia parecen pedir que gobiernen los que ellos dicen no dejan gobernar aludiendo a los que han sido su único, aunque débil freno, y llevaron a las leyes y costumbres la poca ética sana, el tenue tinte de moral y equidad que aún tienen; pero en la realidad se avienen fáciles y contentos, al turno y al reparto, y entre ellos mismos designan la sucesión.
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya ce rebeldías mansas, que sin poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina, que está recia y viril, a que nos lanzamos por España y por el Rey.
Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar los días nuevos que para la Patria preparamos. Españoles: iViva España y viva el Rey!
No tenemos que justificar nuestro acto , que el pueblo sano demanda e impone. Asesinatos de prelados, exgobernadores [...], rastreras intrigas polticas, tomando por pretexto la tragedia de Marruecos; incertidumbre ante este gravísimo problema nacional, indisciplina social [...],impune propaganda comunista (...)». Miguel Primo de RIvera, Capitán General de la Cuarta Región.
La Vanguardia, Barcelona 13 de septiembre de 1 923.
CLASIFICACION
*Naturaleza: por su forma, es un texto narrativo: histórico-circunstancial; por su contenido, político, y por su origen, fuente histórica.
*Circunstancias históricas: el texto pertenece al reinado de Alfonso XIII (l902-l931), justo en el período posterior a la crisis de 1917, que había provocado más de una docena de cambios de gobierno. Internacional-mente, se inserta en el período de entreguerras en los «felices años veinte».
*Autor: individual: el general don Miguel Primo de Rivera (1870-1930), segundo marqués de Estella. Gaditano, perteneciente a una ilustre familia, participó en las guerras de Marruecos, Cuba y Filipinas. Fue capitán general de Valencia, Madrid y Barcelona. Hombre muy popular por su talante personal y sus éxitos militares, progenitor de José Anntonio Primo de Rivera.
*Destino: público, puesto que su fin es darlo a conocer a todo el país, aunque, con especial énfasis, al ejército.
COMENTARIO
La idea fundamental es exponer públicamente la constitución de un Directorio militar que asuma las funciones del Gobierno, bajo amparo del propio firmante.
La idea secundaria es expresar el malestar existente ante la política nefasta de los «profesionales» que, incluso, maniata la voluntad real y la petición de confianza y orden al pueblo.
Desde la crisis de 1898, que supuso el fin definitivo de España como potencia colonial, tuvieron lugar una serie de reflexiones y movimientos de todo signo entre las diversas fuerzas políticas, culturales y ciudadanas (especialmente el llamado “regeneracionismo”). Políticamente, comenzó la crisis del sistema de la Restauracióncanovista que, lentamente, fue salpicando hasta a la misma institución monárquica. Los gobiernos de idóneos (1913-1917) y la crisis de 1917 provocaron la frustración del movimiento reformista y un mayor descrédito del régimen político (gobiernos de concentración, 1917-1923) que, aun provocando la desaparición del turnismo, ofreció gobiernos heterogéneos de poca autoridad y confianza. Esto provocó la descomposición política, de esa “política de concupiscencia” , la sangría de recursos humanos y financieros derivados de la larga guerra de Marruecos; la crisis económica y subsiguiente agitación social, provocadas por el fin de la bonanza económica posterior a la Primera Guerra Mundial y a la súbita contracción del mercado europeo. Todo esto se unió a la tensa situación social, creada por el incremento del proletariado urbano, engordado por las migraciones internas provenientes de las zonas rurales y el menor poder adquisitivo del mundo laboral.
Y a todo ello hay que sumar el temor a una revolución desde abajo, que, para las clases propietarias y conservadoras, había desembocado en la revolución bolchevique rusa. Así, no es de extrañar la petición de la figura de un salvador de la sociedad, la que gráficamente expresó Joaquín Costa con el mito regeneracionista del «cirujano de hierro».
El general Primo de Rivera así lo entendió y, desde la Capitanía General de la Cuarta Región (Barcelona), lanzó el presente Manifiesto, proclamando un estado de guerra y anunciando su intención de tomar el poder.
Era el 13 de septiembre de 1923.
VALORACIÓN
El texto tiene un gran valor, por ser un manifiesto; es decir, expresión del pensamiento y acción inmediata justificativos del proceder de Primo de Rivera en la forma del poder.
Es un documento claramente subjetivo sobre la situación del país, aunque, ciertamente, se apoya en bases reales; tiene una profunda significación en el proceso histórico subsiguiente de nuestro país: caída de la monarquía, implantación de la Segunda República, Guerra Civil y franquismo, que adoptará algunas fórmulas y formas de hacer primorriveristas. En los seis largos años de gobierno dictatorial hubo dos fases politicamente bien diferenciadas: Directorio militar (de septiembre de 1923 a diciembre de 1925) y Directorio civil (de diciembre de 1925 a enero de 1930).
Ambos ejecutivos respondieron a una organización dictatorial del Estado, centrado en el poder de una persona. Se gobernó esencialmente por Decreto-Ley, en el que el rey se limitaba a firmar. En el Directorio civil se restablecieron los ministerios, pero totalmente controlados por Primo de Rivera, «a nuestro amparo» .
La Dictadura acabó fracasando, pese a obtener logros importantes, por carecer de una base constitucional y legal , no tener una ideología propia y no superar sus contradicciones internas.
Una última consecuencia en el proceso histórico español fue sentenciar la monarquía de Alfonso XIII, que había aceptado la Dictadura, precisamente por quebrar la legalidad constitucional.