La muerte del rey español Carlos II en 1700 provocó el interés de Luis XIV por controlar la herencia de la monarquía hispánica y los recelos de la alianza formada por ingleses, holandeses y austriacos ante esta posibilidad.
La sucesión española fue motivo de discordia durante trece años, llegando la rivalidad al campo de batalla. El 13 de agosto de 1704 tuvo lugar una de las batallas más importantes, planteada en pleno corazón de Europa, en la región del Alto Danubio. La población de Blenheim, bajo control francés, fue el escenario elegido para iniciar la confrontación, pues una victoria aliada supondría asegurar Viena, asediada por tropas francesas.La noche del 12 de agosto el duque de Marlborough, al mando de las tropas aliadas, inició el asalto por sorpresa a las posiciones de Tallart, el general francés. Ambos ejércitos disponían de un similar número de efectivos; sin embargo el inglés contaba con una más poderosa caballería. Para aprovechar este hecho, Marlborough fingió atacar los pueblos situados en los flancos de la línea francesa, en especial Blenheim, con el fin de hacer concentrarse allí al mayor número posible de tropas francesas y debilitar su gran objetivo, el centro. En efecto, la caballería francesa acudió en ayuda de los defensores de Blenheim, siendo rechazados y obligados a huir en desbandada. Sin embargo, la batalla aun no había acabado. Tras vadear el Nebel, las tropas aliadas se reagruparon y fueron vencidas en Oberglau, quedando el flanco derecho del centro de Marlborough al descubierto.
En su ayuda corrieron los coraceros del príncipe Eugenio, que lograron rechazar el ataque de Marsin y estabilizar el centro aliado, desalojando a los franceses de Oberglau. Una vez contenido el empuje francés, y con las tropas del príncipe Eugenio luchando en el flanco izquierdo francés, Marlborough lanzó el grueso de su tropa contra el centro francés, situado entre Blenheim y Oberglau.
El asedio sobre Blenheim por los ingleses había debilitado enormemente las posiciones francesas; aun así, un primer ataque inglés fue rechazado, tras lanzar el francés Tallart un ataque de su caballería. Tras reagruparse, se decidió castigar con artillería las líneas francesas para, más tarde, facilitar el avance de las tropas aliadas. Ante la presión, la resistencia se hizo inútil y los franceses se vieron obligados a retirarse en desbandada o rendirse.
El resultado de la batalla, además de suponer la primera gran derrota de Luis XIV, conllevó la anexión por Austria de los Países Bajos españoles, Nápoles y Milán. Saboya, ahora transformada en reino, obtuvo Niza y Sicilia, que en 1720 cambió por Cerdeña. Inglaterra, la gran beneficiada, vio reconocida la sucesión protestante, recibió de Francia la Nueva Escocia, Terranova y los territorios del Hudson, y restó a los españoles Menorca y Gibraltar, convirtiéndose en la gran potencia hegemónica mundial.
Fuente: Las Armas
En memoria de Churchill
En el Palacio de Blenheim, residencia del duque de Marlborough y cuna de sir Winston Churchill, se recordaron los 40 años del fallecimiento de quien fue primer ministro de Gran Bretaña en tiempos de guerra. Coincidió con el 60º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. La exhibición Churchills? Destiny (El destino de los Churchill), del 28 de mayo al 11 de setiembre de 2005, mostró la historia de este líder en época de guerra y del héroe y antepasado de sir Winston, John Churchill, primer duque de Marlborough, que encabezó la histórica victoria de la Batalla de Blenheim en 1704.
Además de estadista, sir Winston Churchill fue escritor y artista y el 40º aniversario de su fallecimiento se conmemoró en su hogar ancestral, el Palacio de Blenheim
El palacio está ubicado en Woodstock, cerca de Oxford, a 99 kilómetros al noroeste de Londres, entre jardines ornamentales.
Fuente: La Voz del Interior
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