El sistema político de la Restauración
[Cánovas] construyó el sistema de la Restauración en la idea del turno de los partidos en el gobierno […]
[El turno] requiere un cierto número de condiciones:
1º Concentración de la mayor parte de las opiniones políticas existentes en dos grandes agrupaciones [ ... ] no pueden quedar al margen grupos importantes de opinión [ ... ] No debe haber más que dos partidos, porque de otro modo la secuencia poder‑oposición se alargaría hasta el punto de resultar difícilmente viable [ ... ]
2º La concentración de fuerzas y el turno dependen, por otra parte, de que ambos partidos compartan los valores políticos fundamentales ‑monarquía, constitucionalismo, etc.‑ y que existía una coincidencia en sus planteamientos sociales ‑capitalismo‑ [ .. ]
3º El turno requiere, por definición, el falseamiento del sufragio [...]
El mayor de los defectos (del sistema canovista) se encuentra en la Incapacidad de reconocer la importancia de los nuevos fenómenos sociales ‑socialismo y nacionalismo‑ y de reflejarla en las instituciones representativas. El falseamiento de las elecciones permitió menospreciar a los sectores de opinión que denunciaban los vicios del sistema, lo que no dejó más salida política que la incorporación a las filas del republicanismo, que acabaría siendo la mayor fuerza política de oposición [ .. ]
Artola, Miguel (1985): «El sistema político de la Restauración», La España de la Restauración, Madrid, Editorial Siglo XXI, p. 11 ‑20.
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