jueves, 19 de diciembre de 2013

Barraclough. Introducción a la Historia Contemporánea.

“Desde este punto de vista (la importancia ideológica del bolchevismo) hemos de hacer tres observaciones.
La primera es que el bolchevismo reintrodujo una doctrina sobre la revolución -cosa que se había echado mucho de menos en el período revisionista-. Desafió abiertamente el orden social existente. (...) La segunda es que la implantación del régimen comunista en Rusia provocó la polarización del mundo en dos campos ideológicos. Mientras el comunismo permaneció en el plano “ideal” sin concreción ni apoyo material, podría despreciarse su impacto, y los gobiernos podían permitirse el lujo de no tomarlo en serio, considerando el escaso número de sus adeptos. Pero, al cristalizar en el Estado ruso, cambió el panorama de la noche a la mañana -apesar de que Rusia estaba entonces debilitada por la derrota y la guerra civil-. Así como las “ideas de 1789" adquirieron constancia al identificarse con la república francesa, así, al fusionarse el comunismo con la Rusia soviética dejó de ser la doctrina de una escasa minoría subversiva para convertirse en un movimiento mundial, apoyado por un poder militar y económico que adquiría proporciones gigantescas con el correr del tiempo. (...) Y aquí entra mi tercera observación, que para mucha gente resulta sumamente intrigante y paradójica: y es que, a pesar de haberse identificado entre 1917 y 1949 con la Unión Soviética, sin embargo, el bolchevismo se presentó desde el principio con carácter universal, como un llamamiento al mundo, y nunca renunció a sus pretensiones de universalismo. (...) Ni Marx ni Lenin hablaron en favor de un país en contra de otro, sino en favor de los grupos y clases oprimidas en toda la extensión del mundo; esa universalidad, sin duda, favoreció mucho su propagación. (...) El bolchevismo ha dividido al mundo porque es un clero revolucionario de carácter universal.”
Barraclough. Introducción a la Historia Contemporánea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario