En abril de 1937, se aprobó el
Decreto de Unificación. Falangistas y carlistas quedaron
unificados en la Falange Española Tradicionalista y de las JONS,
conocida como el Movimiento Nacional. El
modelo de partido único del fascismo italiano y del
nacional-socialismo alemán se imponía en la España franquista.
La Ley de la Administración Central del
Estado concentró en la figura de Franco los poderes ejecutivo,
legislativo y judicial. La Ley de Prensa estableció la
censura en todo tipo de publicaciones y el Fuero del Trabajo
puso fin a la libertad sindical y estableció el control del estado
nacional sobre las organizaciones patronales y obreras.
El nuevo régimen estableció un estado
confesional. Volvió la subvención estatal de la Iglesia, se
abolió el divorcio y el matrimonio civil, gran parte de la
educación volvió a manos del clero. Se establecía así lo que se
vino a denominar el Nacional-catolicismo.
Por último, se creó una legislación que
institucionalizó la represión contra los vencidos. En febrero de
1939 se aprobó la Ley de Responsabilidades Políticas, por
la que se designaba "rebeldes" a todos los que se hubieran
enfrentado al Movimiento Nacional.