viernes, 30 de noviembre de 2012

Regeneracionismo y revisionismo político


La crisis de 1909 y 1917
La Semana Trágica de Barcelona (1909)

Barcelona, corazón en aquella época de la industrialización española, había vivido desde principios de siglo un gran auge de las movilizaciones obreras que había culminado en 1907 con la creación de Solidaridad Obrera, organización anarquista que nació como respuesta a la burguesa y nacionalista Solidaritat Catalana.
Alejandro Lerroux y su Partido Republicano Radical también se desarrollaron en la Ciudad Condal con un programa demagógico y anticlerical.
La Ley de Jurisdicciones de 1906 trajo un reforzamiento del anticlericalismo y antimilitarismo  en la ciudad. La política autoritaria del gobierno de Maura no ayudó a calmar los ánimos.
Sin embargo, fue la guerra de Marruecos, la que determinó el estallido de la Semana Trágica:
Los ataques de los habitantes del Rif contra los trabajadores españoles de una compañía minera llevó a la movilización de reservistas. Las protestas obreras pronto aparecieron en Barcelona y Madrid.
Los primeros choques militares se saldaron con el Desastre del Barranco del Lobo con más de mil doscientas bajas españolas. El día 26 de julio estalló la huelga general en Barcelona, convocada por Solidaridad Obrera y la UGT. Seiniciaron tres días de protestas, quemas de conventos, enfrentamientos con el ejército. La Semana Trágica tuvo un brutal coste humano: un centenar de muertos, heridos, destrucciones... La represión fue muy dura y culminó con el juicio sin garantías y la ejecución de Francisco Ferrer y Guardia, pedagogo anarquista y fundador de la Escuela Moderna.
La Semana Trágica se llevó por delante el programa reformista de Maura. Mientras el PSOE conseguía que Pablo Iglesias fuera elegido diputado en 1910, el liberal  José Canalejas llevó a cabo el último intento regeneracionista dentro del sistema de la Restauración. Sus acción reformista (servicio militar obligatorio en tiempos de guerra, ley del "candado", Ley de Mancomunidades que se vio finalmente frustrada en el Senado) acabó brutalmente con su asesinato por un anarquista en 1912. En adelante, podemos hablar de una crisis permanente de los partidos del turno.
La I Guerra Mundial dividió al país entre aliadófilos (liberales e izquierdas) y germanófilos (derechas conservadoras), pero trajo un periodo de prosperidad económica. España, neutral, pudo convertirse en abastecedora de muchos productos para los países contendientes.
La crisis de 1917
El mal reparto social de los beneficios del boom económico y la creciente inflación llevaron al estallido social y una profunda y compleja crisis en 1917. En ella podemos distinguir diversos aspectos:
  • Crisis militar. 
    El descontento entre los oficiales "peninsulares" ante los rápidos y, a veces inmerecidos, ascensos de los "africanistas" culminó con la creación de las Juntas de Defensa. El gabinete conservador de Eduardo Dato se plegó a la imposición de los militares y aceptó unas juntas que iban contra la disciplina militar y la subordinación del ejército al poder civil.
  • Crisis parlamentaria.
    Setenta diputados y senadores de la Lliga Regionalista, republicanos, socialistas e incluso algún miembro del partido liberal constituyeron en Barcelona unaAsamblea Nacional de Parlamentarios que demandó un cambio de gobierno y la convocatoria de Cortes Constituyentes.
  • Crisis social: la huelga general de 1917
    Convocada en agosto por CNT y UGT tuvo un amplio seguimiento en las ciudades y se saldó con un centenar de muertos y miles de detenidos.
La huelga general, sin embargo, trajo inmediatas consecuencias. Ante la amenaza de revolución obrera, las Juntas de Defensa abandonaron sus peticiones y apoyaron la represión contra los huelguistas. Por otro lado, la dimisión de Eduardo Dato y la formación de un gobierno de coalición con la participación de la Lliga Regionalista trajo la inmediata desactivación de la Asamblea de Parlamentarios.
La lucha social de clases se había convertido en el gran problema del país.
La crisis social y la lucha de clases en Barcelona
El fin de la I Guerra Mundial trajo una profunda crisis económica y social que inmediatamente desencadenó una gran conflictividad social en Barcelona (1919-1921)
Las huelgas y protestas alentadas por los anarquistas se encontraron con una dura represión del nuevo gobierno de Maura, que contaba con el pleno apoyo de la burguesía catalana. Para contrarrestar la "acción directa" de los anarquistas, el sector más duro de la patronal creó el denominado Sindicato Libre, grupo de pistoleros que actuó con el apoyo policial. La aplicación de la "Ley de Fugas", pura y simple ejecución sin juicio de los detenidos exacerbó aún más el conflicto.
La respuesta anarquista llegó en 1921 con el asesinato de Eduardo Dato, presidente del gobierno. Dos años después, el líder anarquista Salvador Seguí murió asesinado.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Biografía de Alfonso XIII

Comenzamos ya, por fín, la Historia del siglo XX y comenzaremos por Alfonso XIII :


Alfonso XIII
Rey de España (Madrid, 1886 - Roma, 1941). Hijo póstumo de Alfonso XII, durante su minoría de edad ejerció la Regencia su madre, María Cristina de Habsburgo-Lorena, quien le dio una educación eminentemente militar. Su reinado se inició al ser declarado mayor de edad en 1902, con el país aún bajo los efectos de la reciente derrota en la guerra contra Estados Unidos y la consiguiente pérdida de los restos del imperio colonial (1898). Juró la Constitución de 1876, pero no puede decirse que ejerciera lealmente el papel de un rey constitucional: desde el comienzo afirmó su voluntad de poder personal y manifestó una inclinación desmedida hacia los militares.

Continuó la política de turno pacífico en el gobierno entre los partidos dinásticos, que se basaba en admitir el sistemático falseamiento de las elecciones: así confió el poder a los conservadores Silvela, Fernández Villaverde, Maura y Azcárraga (1902-05) y luego a los liberales Montero Ríos, Moret, López Domínguez y Vega de Armijo (1905-07).
Posteriormente el rey abrió paso a los intentos de desmontar el caciquismo y modernizar el sistema político desde el Gobierno por parte de los conservadores (Maura, 1907-09) y de los liberales (Canalejas, 1910-12). Con el asesinato de Canalejas empezó a romperse el bipartidismo por la disgregación en facciones de los partidos del turno (gobiernos del liberal Romanones en 1912-13 y 1915-17 y del conservador Dato en 1913-15).
Aquella situación desembocó en la quiebra del sistema de la Restauración a partir de la gran crisis de 1917, en la que se concitaron contra el régimen una huelga general, un movimiento corporativo en el ejército (las «Juntas de Defensa») y una Asamblea de Parlamentarios que reclamaba reformas democratizadoras al margen de las instituciones establecidas. Después del fracaso del Gobierno de Unión Nacional de 1918, el reinado se caracterizó por una gran inestabilidad política (con 13 cambios de gabinete) y social (aumento del terrorismo anarquista). Los nacionalismos aumentaban su influencia y sus demandas. Y la situación colonial se deterioraba en Marruecos con el desastre de Annual (1921).
Alfonso actuó en varias ocasiones en su papel de representante del Estado en el exterior: en 1904 recibió en Vigo al emperador alemán Guillermo II y trató con él sobre la cuestión de Marruecos; en 1907 se entrevistó en Cartagena, para tratar de la situación en el Mediterráneo, con el rey Eduardo VII de Inglaterra, con cuya sobrina Victoria Eugenia (o Ena) de Battenberg había contraído matrimonio el año anterior; en 1913 visitó Francia para ratificar el tratado que repartía Marruecos entre ambos países; realizó otros viajes oficiales a Inglaterra, Francia, Alemania y Austria; y desempeñó un papel relevante en la defensa de la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial (1914-18).
Pero el reinado quedó marcado por la cobertura que prestó don Alfonso al golpe de Estado del general Primo de Rivera en 1923 y la dictadura que éste implantó, decisión que le haría perder el Trono. Insensible a las peticiones de los presidentes de las dos cámaras de que cumpliera sus obligaciones constitucionales, se complació en cambio en visitar con el dictador la Italia de Mussolini (1923). Cuando, acuciado por la oposición interna, cayó Primo de Rivera, el rey encargó formar Gobierno sucesivamente al general Berenguer (1930) y al almirante Aznar (1931); pero el regreso a la normalidad constitucional no era ya posible.
La deslealtad del rey y su compromiso con la pasada dictadura produjeron un vuelco en la opinión pública, que en las elecciones municipales de 1931 se mostró mayoritariamente republicana. Don Alfonso suspendió el ejercicio del poder real (aunque no abdicó formalmente) y abandonó España al tiempo que se proclamaba la Segunda República (1931). Juzgado y condenado en ausencia por las Cortes republicanas, el ex rey se refugió en la Italia fascista y en 1941 abdicó en su hijo Juan antes de morir. Antes había sobrevivido a tres atentados, uno en París (1905) y dos en Madrid (1906 y 1913). Quedó enterrado en Roma hasta que en 1980, restaurada ya la monarquía de los Borbones, su nieto Juan Carlos I hizo traer su cuerpo a España para depositarlo en el Panteón de Reyes de El Escorial.

lunes, 26 de noviembre de 2012


Durante la regencia de María Cristina, España perdió los restos de su imperio colonial. Desde 1895 se libró la fase final de la guerra contra los nacionalistas cubanos, que culminó con el conflicto hispano-norteamericano, cuyo desarrollo se explica en otro lugar. Esta contienda se cerró con el tratado de París, suscrito en diciembre de 1898.
Las repercusiones de estos sucesos tuvieron gran alcance, y sirvieron para sacar a flote las deficiencias del sistema de la Restauración. Cundió la desmoralización, y el ejército, humillado, atribuyó sus insuficiencias a la incuria de los políticos. 
Se puso de manifiesto con todo su dramatismo la injusticia del sistema de servicio militar, las "cuotas", que permitía a los ricos librarse del reclutamiento pagando, con lo que las filas del ejército se nutrían sólo de desheredados. También la llamada cuestión social empezó a dar muestras de virulencia. Los trabajadores de la industria y los servicios componían ya un tercio de la población, y los obreros empezaban a organizarse (fundación de la Unión General de Trabajadores, UGT, en 1888), y entre ellos ganaba adeptos el ideario anarquista (cuya asociación clandestina podía contar en torno a los 40.000 afiliados al comienzo de este período). 
El auge del comercio vinícola terminó al recuperarse los viñedos franceses y al penetrar la filoxera en España. Por otra parte, se había procedido a una plantación masiva de vid en detrimento del trigo, base de la alimentación tradicional, con lo que se produjo una situación de escasez y aun de hambre. La aceptación mundial del aceite de oliva animó considerablemente este sector, pero las peculiaridades que impone la recolección de la aceituna fomentaron el empleo precario y la proletarización de amplias masas del campesinado del Sur. 
Después del Siglo de Oro, la cultura española atravesó un periodo que parece de decadencia por la forzosa comparación con aquella época esplendorosa. En efecto, los siglos XVIII y XIX (última etapa de barroco, neoclasicismo, romanticismo) dieron figuras relevantes, pero en ningún caso comparables con sus ilustres predecesores, y en general por debajo de las personalidades europeas del momento. 

María Cristina de Habsburgo-Lorena con su hijo, el futuro Alfonso XIII.

Sin embargo, en los años finales del siglo XIX comenzaron a manifestarse los síntomas de un renacer que tuvo su expresión en la llamada Edad de Plata, que se extendió a lo largo del primer tercio del siglo XX y que constituyó el momento más creativo de la cultura española después del Siglo de Oro. Si el romanticismo español estuvo claramente por debajo de las manifestaciones de ese ciclo estético en otros países europeos, sus esencias impregnaron los comienzos de la narrativa realista, que tuvo sus máximos exponentes en Fernán Caballero (Cecilia Bohl de Faber, 1796-1877), Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891), José María de Pereda (1833-1906), Benito Pérez Galdós (1843-1920) y Juan Valera (1829-1905). Los tres últimos fueron, sin duda, los mejores novelistas españoles de su época y los máximos exponentes del realismo, técnica de la que se valieron para reflejar magistralmente la atmósfera de la Restauración. Pereda introdujo la novela regional, ambientada en la montaña de Santander, vigorosa en la descripción y que otorgaba protagonismo al paisaje. 
Valera retrató ambientes andaluces con finura y distanciamiento aristocrático, y fue uno de los mejores estilistas contemporáneos. En cuanto a Galdós, era un escritor sorprendentemente prolífico. Sus Episodios nacionales, crónica novelada del siglo XIX español, comprenden cinco series de diez volúmenes. Sus "novelas contemporáneas" retratan magistralmente el Madrid de su tiempo. La corriente realista entró en el naturalismo con Emilia Pardo Bazán (1851-1921), Leopoldo Alas "Clarín" (1852-1901), autor de La regenta, una de las mejores novelas escritas en el siglo XIX, y Armando Palacio Valdés (1853-1938). El naturalismo se prolongó, entrado ya el siglo XX, con Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928). Este período se caracterizó también por el despertar de las culturas regionales, que por vez primera en mucho tiempo emplearon para su expresión sus lenguas propias.
 
El ejemplo más notable lo constituyó Cataluña, cuya Renaixença (o renacer nacional) dio figuras que van de Valentín Almirall (1841-1904), formulador de la doctrina del catalanismo político, al poeta Jacinto Verdaguer (1845-1902), el dramaturgo Angel Guimerá (1849-1924) y una pléyade de artistas de los que el más universal ha sido el arquitecto Antonio Gaudí (1852-1926). Aparte la creación literaria, floreció en esta época la erudición humanística, con Manuel Milá y Fontanals (1818-1884) y Marcelino Menéndez y Pelayo (1856-1912). En el terreno de la ciencia, el máximo representante fue Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), que desentrañó la estructura celular del cerebro y sentó la teoría de la neurona, lo que le valió en su momento el premio Nobel. La tecnología, que en España había florecido en el siglo XVIII, retrocedió al quedar el país descolgado de la Revolución industrial. Una personalidad relevante en este campo fue Leonardo Torres Quevedo (1852-1936), ingeniero y matemático, que desarrolló máquinas de calcular singularmente perfeccionadas que se sitúan, por derecho propio, en la protohistoria de la cibernética. 

Josep Puig i Cadafalch; el arquitecto catalán fue una de las figuras representativa de la Renaixença.

La música, que contó con figuras universales en el Renacimiento y el barroco, quedó al margen de la evolución europea. Las formas populares, en particular la zarzuela, fueron responsables en gran medida de ese desarrollo insuficiente. Con todo, también esos géneros menores dieron sus clásicos, en los que se combinaban la honda raíz popular, madrileña preferentemente, y un notable dominio de la técnica. El estreno de La verbena de la Paloma en 1894, obra de Tomás Bretón (1850-1923), podría sintetizar el auge del "género chico", que vino a ser una sublimación genial de los gustos chabacanos y la despreocupación cultural que caracterizaron a la sociedad urbana de la Restauración.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Biografía de María Cristina de Habsburgo


María Cristina de Habsburgo
(María Cristina de Habsburgo-Lorena; Gross-Seelowitz, actual República Checa, 1858-Madrid, 1929) Reina y regente de España. Hija del archiduque Carlos Fernando de Austria y de Isabel, archiduquesa de Austria-Este-Módena. En 1879 se convirtió en la segunda esposa del rey Alfonso XII, tras enviudar éste de María de las Mercedes.

No congenió muy bien con el extrovertido monarca a causa de su carácter tímido y tranquilo. Dado que cuando falleció el soberano (1885) se hallaba embarazada, asumió la regencia. Meses más tarde nació el futuro Alfonso XIII, quien se convirtió en la gran esperanza para el trono español. La reina, inexperta en los negocios de la política, se dejó asesorar por Sagasta, con quien acabaría trabando una estrecha amistad.

María Cristina se guió por la sensatez y el equilibrio en sus diecisiete años de regencia. Durante este período se llegó al pacto del Pardo entre Cánovas y Sagasta, que instituyó el sistema de turnos pacíficos de ejercicio del poder entre liberales y conservadores y consolidó la Restauración. El papel de Cristina en el sistema de gobierno fue más bien anecdótico, ya que no participó en los enfrentamientos entre los partidos dinásticos y favoreció a Sagasta en largos períodos de gobierno liberal. Se promulgaron, entre otras, la Ley de Sufragio Universal y la Ley de Asociaciones.

En sus últimos años de regencia se agravó el problema marroquí y se agudizó la conflictividad social. De esta época datan también los inicios del catalanismo político. Además, la pérdida de las tres últimas colonias hispanoamericanas en 1898 sumió al país en una grave crisis, que evidenció de manera clara la inoperancia del régimen de la Restauración. Su más ferviente deseo era traspasar la Corona a su hijo, deseo que vio cumplido en 1902, cuando Alfonso XIII alcanzó la mayoría de edad y fue proclamado rey de España

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martes, 20 de noviembre de 2012

La educación durante la Restauración.

La educación
Tras el Sexenio Democrático, un período en el que había existido una amplia libertad de cátedra en las universidades, la Restauración significó el establecimiento de una rígida censura contra cualquier manifestación contra la monarquía y el dogma católico. El choque con parte del profesorado  fue inmediato, algunos dimitieron de sus cargos, otros fueron cesados.
Giner de los Ríos, uno de estos catedráticos, fundó la Institución Libre de Enseñanzaen 1876, como centro privado y laico. La Institución, heredera de los postulados del krausismo, introdujo en España una pedagogía de vanguardia que buscaba la formación integral del individuo en plena libertad y mediante el fomento de la curiosidad científica, el antidogmatismo y la actitud crítica.
La Institución Libre de Enseñanza fue una excepción. Lo que predominó durante la Restauración fue la enseñanza tradicional, basada en métodos anticuados y poco críticos, y sometida a la vigilancia de la Iglesia Católica. Más de  50.000 religiosos y religiosas se dedicaban a la enseñanza, sobre todo en la educación primaria donde apenas intervenía el estado.
La enseñanza secundaria se circunscribía a 50 institutos en toda España, destinados a los hijos de las familias más ricas.
Esta situación del sistema educativo provocó un gran atraso en el desarrollo científico y la investigación. A la falta de apoyos materiales de las instituciones públicas y privadas se vino a añadir una mentalidad atrasada y tradicional en las clases dirigentes del país. Un buen ejemplo fue la polémica creada ante las teorías de Darwin y su condena por parte de la Iglesia.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Sociedad y mentalidad en la Restauración.

Sociedad y mentalidad
La sociedad de la España de la Restauración ha sido caracterizada como una sociedad dual en la que convivían dos mundos muy diferenciados:
  • Un inmenso interior agrario con formas de vida y subsistencia muy atrasadas.
  • Unas pocas zonas industrializadas donde se abría poco a poco paso unasociedad moderna. Estas zonas se ubicaban preferentemente en la periferia, con la excepción de Madrid.
Entre ambas sociedades había una relación bastante débil. Muchas comarcas del interior vivían en un gran aislamiento.
En general, nos hallamos ante una sociedad en la que pobreza está muy extendida. Las bajísimas rentas de la mayor parte de la población impedían el consumo y el ahorro, dificultando el desarrollo industrial y la modernización social.
El bloque de poder lo formaba una oligarquía burguesa que formaba el triángulo de lossiderúrgicos vascos, los empresarios textiles catalanes y los cerealistas castellanos.
La sociedad en el medio agrario.
Durante el período de la Restauración, en el medio rural se podían distinguir estos grupos sociales:
Una pudiente oligarquía agraria, predominante en las dos Castillas, Extremadura y Andalucía.
Clases medias bajas, formadas por medianos propietarios, arrendatarios y aparceros.
Campesinos sin tierra, jornaleros o braceros, que sufren una situación de parointermitente y que reciben muy bajos salarios. Con este proletariado se confunden los pequeños propietarios empobrecidos. Esta amplia masa de población sufre una situación caracterizada por la alimentación deficiente, las carencias sanitarias y higiénicas y la falta de una cultura elemental con unas tasas enormes de analfabetismo.
Esta estructura social permite comprender que periódicamente hubiera estallidos sociales violentos, duramente reprimidos por las autoridades.
La sociedad en el medio urbano.
El lento desarrollo minero e industrial propició la lenta aparición de una sociedad más modernizada en determinadas zonas del país.
En el País Vasco con preponderancia de la industria siderúrgica y la banca más próspera del país.
En Cataluña, cuya industria textil del algodón suponía el 90% de la oferta industrial española. La burguesía catalana había basado su éxito económico, además de en su empuje y dinamismo empresarial, en el proteccionismo del gobierno de la nación que le permitió prosperar sin tener que hacer frente a la competencia exterior.
Junto a la alta burguesía industrial y financiera, en las ciudades encontramos una compleja estructura social:
Una heterogénea clase media entre la que, junto a los principales defensores de las posturas democráticas y republicanas, encontramos una amplia masa apolítica, apegada a los hábitos tradicionales, con un gran temor a cualquier tipo de cambio y fuertemente influenciada por la Iglesia.
Entre las clases trabajadoras debemos distinguir una masa mayoritaria de artesanos, ligados a empleos tradicionales, y un creciente número de obreros que, poco a poco, comienzan a organizarse política y sindicalmente.

viernes, 16 de noviembre de 2012

TEXTO: Joaquín Costa. Despensa y escuela

(...) "Contener el movimiento de retroceso y africanización absoluta y relativa que nos arrastra cada vez más lejos, fuera de la órbita en que gira y se desenvuelve la civilización europea; llevar a cabo una total refundición del Estado español sobre el patrón europeo, que nos ha dado la historia y a cuyo empuje hemos sucumbido(...) o, dicho de otro modo, fundar improvisadamente en la Península una España nueva, es decir, una España rica y que coma, una España culta y que piense, una España libre y que gobierne(...)

jueves, 15 de noviembre de 2012

Sobre la crisis de 1898

Sobre la crisis de 1898



Entre la emancipación de los grandes Virreinatos americanos y el 98, la Monarquía española estuvo integrada por el territorio peninsular y por un amplio conjunto de islas y enclaves repartidos por zonas distintas y distantes entre sí.

Si se relaciona la debilidad del Estado ‑apenas industrializado y escasamente modernizado‑ con la dispersión de sus territorios, no debe extrañar que su posición internacional fuese muy insegura. España se veía implicada en, al menos, tres grandes problemas internacionales. Primero, el del estrecho de Gibraltar, donde competían Francia e Inglaterra; luego, el de las Antillas, donde los anglo‑franceses no podían frenar la expansión norteamericana y por, último, el del Pacífico, donde todas las potencias competían por sus ricos mercados.

A la hora de hacer frente a esos problemas, la iniciativa española quedaba condicionada por la política de tres poderosos vecinos: en Europa, Francia e Inglaterra; en América, Estado Unidos. Para Europa, los gobernantes españoles habían acuñado el principio: “Cuando Francia e Inglaterra marchen juntas, seguirlas; cuando no, abstenerse”. Para el Caribe habían confiado en la fuerza de la determinación franco‑británica de mantener el statu quo. Pero, a ‑fines del siglo XIX, ni Francia e Inglaterra marchaban juntas, ni parecían dispuestas a frenar a Estados Unidos en el Caribe.

El régimen de la Restauración no había sido capaz de proporcionar a España una posición Internacional más firme. Ni Cánovas ni Sagasta fueron capaces de sustraer la política exterior a una muy difícil relación con la III República. [ ... ]

Tanto conservadores como liberales cometieron un grave error: no percibieron el sentido de la transformación del sistema internacional y de la vinculación entre los problemas europeos y los problemas coloniales. No analizaron correctamente los intereses y las tendencias de las grandes potencias; siguieron confiando en que la defensa del principio monárquico podría proporcionarles apoyos internacionales en los momentos de peligro.




Torre del Río, Rosario de la (1998): «A merced del huracán», La aventura de la historia, núm. 2, p. 90‑9 1.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Análisis de la crisis de 1898

Análisis de la crisis de 1898


Fácil no es adelantar que las grietas que iban abriéndose en el sistema tradi­cional se ahondaron hasta producir una especie de seísmo en 1898, es decir, cuando el Estado español pasó por el trance de perder los restos de su imperio colonial. 1898 sirve de punto de referencia, para fijar la crisis que se abre. Crisis que es evidente en lo que se refiere al sistema colonial sobre el que todavía se apoyaba gran parte de la vieja España, de donde procede un «saneado» sector de la acumulación primitiva del capitalismo español; pero también la permanencia de aquellas colonias galvanizaba la “ideología de consolación” que daba una falsa conciencia de dominadores y «civilizadores» cuando en realidad se estaba en una situación marginal a la Europa de entonces.

 La crisis era también el sistema político de la Restauración, en cuanto a él Incumbía la responsabilidad de haber dirigido el país durante un cuarto de siglo. Las catástrofes navales de Cavite y Santiago, el armisticio de agosto de 1898, el tratado de París de diciembre del mismo año, son como el fulminante que transforma la crisis potencial en crisis efectiva y abierta. Dicho de otro modo: la crisis estructural existente (crisis latente, como son siempre las estructurales) se transformaba en crisis abierta, en coyuntura conflictiva, al aplicársele el «detonador» de los acontecimientos de 1898. El 98 marca, pues, un punto de ruptura, sobre todo en dos aspectos esenciales:

a)      El dominio colonial
b)      La hegemonía ideológica de la oligarquía.


He aquí dos hechos históricos que cesarán de tener vigencia a partir de aque­lla coyuntura.


Tuñón de Lara, Manuel (1986): España: la quiebra de 1898, Madrid, SARPE, p. 25‑26

martes, 13 de noviembre de 2012

Sobre Sabino Arana

Sobre Sabino Arana

            En ese contexto –el de los inmediatamente anteriores y posteriores al Desastre- comienza la elaboración delirante del mito nacionalista de una primitiva patria vasca que habría perecido bajo la opresión de la España Imperial, Sabino Arana Goiri, antiguo tradicionalista que guardaba el rencor de una derrota bélica y de una ruina familiar derivada de aquella (la guerra carlista), fue el primer vasco en soñar el sueño melancólico de la resurrección de Euskadi (fue, de hecho, el inventor de Euskadi y de su muerte) y acaso también el primero en intuir confusamente que sólo habiendo  perdido una patria que nunca existió le sería posible curarse de sus humillaciones. Perder para ganar: estrategia revanchista de los que han sido heridos no en la patria sino en el patrimonio.



            JUARISTI, J: El bucle melancólico. Historias de nacionalistas vascos. Espasa Calpe. Madrid, 1997

lunes, 12 de noviembre de 2012

El pensamiento político de Sabino Arana

El pensamiento político de Sabino Arana



[...] el movimiento político fundado por Sabino Arana es una reacción ideológi­ca ultramontana, cuya estrategia se sirve del nacionalismo para aislar al pueblo vasco del cambio de sociedad y así defender las agonizantes estructuras del Antiguo Régimen, amenazadas por las transformaciones que suponía el triunfo del mundo capitalista: liberalismo, socialismo y laicismo.

Monge Juárez, Mariano (2000): El pensamiento político de Sabi­no Arana: la reacción nacionalista, 1892‑1903, Tesis de licenciatura inédita, Universidad de Alacant, p. 14.

viernes, 9 de noviembre de 2012

El sistema político de la Restauración

El sistema político de la Restauración



 [Cánovas] construyó el sistema de la Restauración en la idea del turno de los partidos en el gobierno […]

[El turno] requiere un cierto número de condiciones:

1º Concentración de la mayor parte de las opiniones políticas existentes en dos grandes agrupaciones [ ... ] no pueden quedar al margen grupos importantes de opinión [ ... ] No debe haber más que dos partidos, porque de otro modo la se­cuencia poder‑oposición se alargaría hasta el punto de resultar difícilmente viable [ ... ]
2º La concentración de fuerzas y el turno dependen, por otra parte, de que ambos partidos compartan los valores políticos fundamentales ‑monarquía, constitucionalismo, etc.‑ y que existía una coincidencia en sus planteamientos socia­les ‑capitalismo‑ [ .. ]
     3º El turno requiere, por definición, el falseamiento del sufragio [...]

El mayor de los defectos (del sistema canovista) se encuentra en la Incapaci­dad de reconocer la importancia de los nuevos fenómenos sociales ‑socialismo y nacionalismo‑ y de reflejarla en las instituciones representativas. El falseamiento de las elecciones permitió menospreciar a los sectores de opinión que denuncia­ban los vicios del sistema, lo que no dejó más salida política que la incorporación a las filas del republicanismo, que acabaría siendo la mayor fuerza política de oposición [ .. ]


Artola, Miguel (1985): «El sistema político de la Restauración», La España de la Restauración, Madrid, Editorial Siglo XXI, p. 11 ‑20.

jueves, 8 de noviembre de 2012

El Tratado de Paz de París (10-12-1898)

El Tratado de Paz de París (10-12-1898)

            Art. 1. España renuncia a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba. En atención a que dicha isla, cuando sea evacuada por España, va a ser ocupada por los Estados Unidos, los Estados Unidos mientras dure su ocupación, tomarán sobre sí y cumplirán las obligaciones que por el hecho de ocuparla les impone el derecho internacional, para la protección de vidas y haciendas.

            Art. 2. España cede a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y las demás que están ahora bajo la soberanía en las Indias Occidentales, y la isla de Guam en el archipiélago de Las Marianas.

            Art. 3. España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido por las islas Filipinas. Los Estados Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares dentro de los tres meses después del canje de ratificaciones del presente tratado.

            Aprobado por el Senado Estadounidense el 6 de febrero de 1899.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Resolución conjunta del Senado y la Cámara de Representantes de Estados Unidos (18-4-1898)

Resolución conjunta del Senado y la Cámara de Representantes de Estados Unidos
(18-4-1898)

            Considerando que el aborrecible estado de cosas que ha existido en Cuba durante los últimos tres años, en isla tan próxima a nuestro territorio, ha herido el sentimiento moral del pueblo de los Estados Unidos; ha sido un desdoro para la civilización cristiana y ha llegado a un período crítico con la destrucción de un barco de guerra norteamericano y con la muerte de 266 de entre sus oficiales y tripulantes, cuando el buque visitaba amistosamente el puerto de La Habana (…).
           
El Senado y la Cámara de Representantes, reunidas en Congreso, acuerdan:

 
Primero: Que el pueblo de Cuba es y debe ser libre e independiente.

Segundo: Que es deber de los Estados Unidos exigir, y por la presente su gobierno exige, que el gobierno español renuncie inmediatamente a su autoridad y gobierno en Cuba y retire sus fuerzas terrestres y navales de las tierras y los mares de la isla.
Tercero: Que se autoriza al presidente de los Estados Unidos y se le encarga y ordena que utilice todas las fuerzas militares y navales de los Estados Unidos (…) en el número que sea necesario para llevar a cabo estos acuerdos.

Cuarto: Que los Estados Unidos, por la presente, niegan que tengan ningún deseo ni intención de ejercer jurisdicción ni soberanía, ni intervenir en el gobierno de Cuba, si no es para su pacificación, y afirman su propósito de dejar el dominio y gobierno de la isla al pueblo de esta, una vez realizada dicha pacificación”.

martes, 6 de noviembre de 2012

Sabino Arana: el discurso de Larrazabal (1892)

Sabino Arana: el discurso de Larrazabal (1892)

            Fui yo carlista hasta los 17 años, porque carlista había sido mi padre, aunque un carlista que sólo trabajó por el lema Religión y Fueros y a quien el dolor de la ruina de nuestras libertades lo llevó al sepulcro…
            Pero el año ochenta y dos mi hermano ya era bizcaíno nacionalista; yo defendía mi carlismo per accidens… tantas pruebas históricas y políticas me presentó él para convencerme de que Bizcaya no era España…que mi mente entró en la fase de la duda y concluí prometiéndole estudiar con ánimo sereno la historia de Vizcaya y adherirme firmemente a la verdad…
            Tres trabajos se presentaron desde le primer día ante mis ojos: estudiar la lengua de mi patria, que desgraciadamente me era en absoluto desconocida, su historia y sus leyes; y en segundo lugar, proporcionar a los compatriotas que no poseyeran el euskera, por medio de la publicación de una Gramática, el medio de aprenderlo, e instruirlos, mediante algunos libros, y un periódico, en la historia y la política patrias; y como síntesis de todos estos trabajos, la extirpación del extranjerismo e implantación del patriotismo…
            Unos cuantos folletos y el opúsculo Bizcaya por su Independencia es cuanto mi pluma hasta el presente ha dado a la publicidad… La sociedad nacionalista no está aún constituida… Habéis de perdonarme que os haya dirigido la palabra en idioma extranjero.
            Y ahora, gritad conmigo: ¡Viva la independencia de Vizcaya!.

lunes, 5 de noviembre de 2012

La pureza de la raza

La pureza de la raza

            Los catalanes quisieran que no sólo ellos, sino también todos los demás españoles establecidos en su región hablasen catalán; para nosotros sería la ruina el que los maketos residentes en nuestro territorio hablasen euskera. ¿Por qué? Porque la pureza de la raza es, como la lengua, uno de los fundamentos del lema vizcaíno, y mientras la lengua, siempre que haya una buena gramática y un buen diccionario, puede restaurarse aunque nadie la hable, la raza, en cambio, no puede resucitarse una vez perdida.


                        Sabino Arana, Errores catalanistas. 1894.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Las Bases de Manresa de 1892

Las Bases de Manresa de 1892

Poder Central

Base 1ª. Sus atribuciones.

a.       Las relaciones internacionales.
b.      El ejército de mar y tierra, las obras de defensa y la enseñanza militar.
c.       Las relaciones económicas de España con los aranceles y el ramo de Aduanas.
d.      La construcción, y conservación de carreteras, ferrocarriles, canales y puertos que sean de interés general…
e.       La formación del presupuesto anual de gastos.

Poder Regional

Base 3ª: La lengua catalana será la única que, con carácter oficial, podrá usarse en Cataluña y en las relaciones de esta región con el poder central.

Base 4ª: Sólo los catalanes, ya lo sean de nacimiento o en virtud de la naturalización, podrán desempeñar en Cataluña cargos públicos… También deberán ser ejercidos por catalanes los cargos militares que comporten jurisdicción.

Base 6ª: Cataluña será la única soberana de su gobierno interior.

Base 7ª: El poder legislativo Regional radicará en las Cortes catalanas.

Base 8ª: El poder judicial se organizará restableciendo la antigua Audiencia de Cataluña…

Base 12ª: Cataluña contribuirá a la formación del ejército permanente de mar y tierra por medio de voluntarios o bien mediante una compensación en metálico.

Base 13ª: El mantenimiento del orden público y seguridad interior de Cataluña estarán confiadas al Somatén, y para el servicio activo permanente se creará un cuerpo parecido al de los “Mossos de l´Esquadra” o de la Guardia Civil…

Base 15ª: La enseñanza pública, en sus diferentes ramas y grados, deberá organizarse de una forma adecuada a las necesidades y carácter de la civilización de Cataluña…

Base 16ª: La Constitución Catalana y los derechos de los catalanes estarán bajo la salvaguarda del Poder ejecutivo catalán…

            Manresa, 27 de marzo de 1892. El presidente, Lluís Doménech i Montaner. –Los secretarios, Enric Prat de la Riba, Joseph Soler i Palet.”