miércoles, 30 de abril de 2014

13.- Nota del Gobierno español al Comité de Londres

13.- Nota del Gobierno español al Comité de Londres


            “… El Gobierno de la República se cree obligado a dirigir un solemne llamamiento a la conciencia de los Gobiernos de Francia y Reino Unido, como iniciadores del acuerdo de no-intervención, sobre la tremenda y peligrosa iniquidad de mantener en vigor dicho acuerdo cuando su violación abierta, confesada pública y cínicamente por los Gobiernos de Alemania e Italia, a favor de los rebeldes, es cosa tan notoria…

            Italia y Alemania no han cesado un instante desde que estalló la rebelión española de proveer a los rebeldes no sólo con inmensas cantidades de material bélico de todas clases… sino de considerables masas de combatientes y gran número de expertos, formando parte de los ejércitos regulares de ambos países (…)”.



            Pablo de Azcárate, embajador en Londres en 1937

martes, 29 de abril de 2014

12.- Francia declara la “No intervención”

12.- Francia declara la “No intervención” (16 de agosto de 1936)



            “El gobierno de la República francesa, deplorando los trágicos acontecimientos de que es teatro España; decidió abstenerse rigurosamente de cualquier ingerencia directa o indirecta en los asuntos internos de este país, animado de la voluntad de evitar cualquier complicación perjudicial  al mantenimiento de las buenas relaciones entre los pueblos; declara lo siguiente:

1.- El Gobierno francés prohíbe en lo que concierne, la exportación directa o indirecta, la reexportación y el tránsito a España, (…) de todas las armas, municiones y material de guerra así como de todas las aeronaves montadas o desmontadas, y de toda nave de guerra.

2.- Esta prohibición se cursa a los contratos en curso de ejecución.

El gobierno francés, en lo que concierne, pondrá en ejecución esta declaración apenas se hayan adherido a ella los gobiernos británico, alemán, italiano, soviético y portugués”.

lunes, 28 de abril de 2014

11.- La postura de Italia

11.- La postura de Italia

            En España ya se han formado dos frentes. Como uno están alemanes e italianos; con otro franceses, belgas y rusos. El Duce está de acuerdo con Hitler en opinar que la determinación de los dos frentes es ya un hecho consumado. Italia ha apoyado y sigue apoyando a los españoles sin condiciones. Mucha sangre italiana se ha derramado y las Baleares han sido salvadas con ayuda de hombres y material italiano. Ahora lo importante es vencer. Después de la victoria no pediremos a España nada que pueda modificar la situación geográfica del Mediterráneo. Sólo pediremos a España que no desarrolle una política contraria a los intereses de Italia. Nuestra acción en España es una prueba efectiva de nuestra participación en la lucha antibolchevique.

                        G. Cianao. Ministro de Asuntos Exteriores de Italia (1936-1943)

viernes, 25 de abril de 2014

10.- La postura de Portugal

10.- La postura de Portugal


            Desde los primeros momentos de la insurrección militar de España, la parcialidad de Portugal a favor de los rebeldes ha sido clara, manifiesta y no disimulada.

            Podemos asegurar que fueron dadas mayores facilidades para que las labores preliminares del movimiento sedicioso se desarrollasen con las mayores garantías de seguridad y eficacia (…).

            Generales significadísimos como el fallecido Sanjurjo, Cavalcanti… algunos altos jefes de la marina española, en conexión con los dirigentes del tradicionalismo español,  (…) se reunían constantemente en Estéril y en Espinho, manteniendo relación directa con los comités rebeldes que actuaban en España, valiéndose para ello de jóvenes fascistas. La afluencia de militares españoles en el mes de mayo fue extraordinaria, causando incluso extrañeza en las autoridades de la frontera portuguesa.


            C. Sánchez Albornoz, embajador de España en Portugal en 1936

jueves, 24 de abril de 2014

9.- La vida en las trincheras

9.- La vida en las trincheras (Frente de Aragón, 1938)
 
«En la posición también había cambios. El nuevo capitán, era un oficial que no toleraba quietud en sus hombres. Les obligó a un inmenso trabajo de fortificación y reposición de las alambradas. Los soldados no podían eludir este trabajo porque en cualquier momento se presentaba el Capitán, que había requisado una motocicleta averiada, que él mismo había reparado. Era un hombre activo, eficaz e inteligente. Se había evadido de la zona republicana, dejando allí a su mujer y a dos hijos, cuyo canje se estaba entonces gestionando... Con sus hombres era implacable y exigente. Su ruidosa motocicleta se hacía oír varias veces al día, siempre recibida por las maldiciones de los soldados, que tenían que abrir zanjas en un suelo de inclemente dureza. Pocos días después de mi llegada, un sargento me trajo un plato lleno de exquisita miel.
 
 -No crea usted, es un botín de guerra; es una miel casi republicana.
 
Me llevó hasta el parapeto, de cara a las lejanas posiciones enemigas.
-Mire usted; allí, a medio camino entre los rojos y nosotros, hay una cañada. Un día vimos que salía de allí una columna de humo. Al día siguiente hicimos una descubierta para ver lo que sucedía y encontramos unas colmenas abandonadas. Desde entonces, alternativamente, los rojos y nosotros vamos con frecuencia para completar nuestras despensas; el humo sirve para alejar a las abejas y para avisar al enemigo de nuestra pre­sencia. Ni ellos ni nosotros tenemos deseos de encontrarnos allí. Respetamos nuestro turno religiosamente.»
PABLO URIEL: Mi guerra civil. Valencia, 1988.

miércoles, 23 de abril de 2014

8.- Destrucción de Guernica

8.- Destrucción de Guernica

La versión franquista.

            Guernica está destruida por el incendio y la gasolina. La han incendiado y la han convertido en ruinas las hordas rojas al servicio criminal de Aguirre, presidente de la república de Euskadi. El incendio se produjo ayer y Aguirre ha lanzado la mentira infame –porque es un delincuente común- de atribuir a la heroica y noble aviación de nuestro Ejército Nacional ese crimen. Puede probarse en todo momento que la Aviación no voló ayer a causa de la niebla ni por Guernica ni sobre ningún otro punto del frente de Vizcaya. Hoy sí ha volado la Aviación sobre Guernica. Ha volado y ha tomado fotografías del incendio de Guernica que aparece casi totalmente destruía.

            Aguirre acaba de intentar la más trágica y despreciable de las farsas. Ha quemado, ha destruido Guernica, la ciudad Santa de los Vascos. Dentro de poco no le quedará al mundo duda alguna; pero, además de las pruebas que se han aportado ya sobre la infamia de Aguirre y las que se aportarán todavía aquí está a la vista de todo el mundo, la España reconquistada por Franco, serena, tranquila, libre, feliz junto a su Ejército, que vence al enemigo y reconstruye su patria, mientras las hordas rojas, asesinan, martirizan, incendian, destruyen y llevan el caos por todas partes.


                                   Diario de Burgos (29-4-1937)






La versión republicana

            Se comprende que las emisoras y los periódicos al servicio de los fascistas españoles y sus aliados de Alemania e Italia nieguen porfiadamente los actos vandálicos, sin precedentes en la historia de la humanidad, cometidos en la histórica villa de Guernika y en Durango. El mundo entero ha acogido estos hechos con un gesto de horror, la conciencia universal se ha estremecido al conocer manifestaciones tan inconcebibles de bestialidad. Ha podido ver el mundo, demasiado pasivo, suicidamente indiferente ante los desmanes fascistas, a qué extremos de aberración es capaz de llegar el fascismo cuando se propone extender su hegemonía.

            Por eso, por táctica y no por arrepentimiento, el fascismo español niega estos hechos horrendos y pretende alejar de si la responsabilidad de los mismos, pretendiendo hacer creer lo increíble: que fueron las fuerzas defensoras de Euskadi las que incendiaron Guernica, como si el mundo pudiera caer en tanta inocencia como para admitir que sean quienes han de defenderse los que se destruyen a si mismos.

            ¿Qué podrá alegar en justicia quien no vacila en destruir un pueblo indefenso? ¿Qué otro recurso les cabe que negar, que sentirse asustados de su propio crimen por las consecuencias que él les acarrea en el concierto de la humanidad?

                                   Diario de Bilbao (5-5-1937)



martes, 22 de abril de 2014

7.- Niños en el Madrid sitiado (1937)

7.- Niños en el Madrid sitiado (1937)
«Los niños asistían a las escuelas situadas en los refugios antiaéreos o iban a la Gran Vía a recoger metralla al rojo vivo... El bombardeo artillero no solía comenzar hasta las seis de la tarde. Los chiquillos esperaban en las travesías del extremo sur de la Gran Vía hasta que oían los cañones, el silbido del obús al surcar el aire y el ruido de la explosión al caer sobre la Telefónica. Entonces salían todos ellos corriendo a la calle para recoger el metal ardiente. A los chiquillos nos parecía algo precioso, digno de coleccionarse. Una noche en que las cosas se pusieron más calientes que de costumbre, me refugié en la tienda de un zapatero. Al disiparse el humo, en la calle vi a un hom­bre al que la explosión acababa de arrancarle la cabeza... Ví a dos críos de unos 8 años jugando a las cani­cas. En la entrada de un cine había una vieja tomando el sol invernal. De repente dos obuses cayeron sobre la plaza... Uno de ellos explotó, el otro quedó enterra­do en el suelo. Uno de pequeños levantó la cabeza: "Abuela, están disparando. Váyase a casa, coño, que ahora sólo los hombres pueden estar en la calle". Volviéndose a su compañero, dijo: "Venga tira, que ahora te toca a ti..."»
R. FRASER: Recuérdalo tú y recuérdalo a los otros. Historia oral de la guerra civil española. Barcelona, 1979.

miércoles, 16 de abril de 2014

6.- Unamuno y Millán Astray: la razón y la fuerza

6.- Unamuno y Millán Astray: la razón y la fuerza (30 de septiembre de 1936)
 
«Sumamente significativo fue el episodio protagonizado por Miguel de Unamuno en el paraninfo de la Universidad de Salamanca de la que era rector.
En el acto, presidido por un gran cuadro de Franco, estaban presentes la esposa de éste, Carmen Polo, el obispo de Salamanca y las autoridades locales, así como el general José Millán Astray, alto mando militar de la Legión (...). El gene­ral tomó la palabra para afirmar lo siguiente, ante un auditorio enfervorizado: "Los catalanes y los vascos son cánceres en el cuerpo de la nación. El cirujano de hierro que es el fascismo sabrá cómo extirparlos y lo hará cortando en carne viva, sin escrúpulos ni falsos sentimentalismos". De entre el público surgió un grito expresando el lema favorito del general; "¡Viva la muerte!'. Fue en aquel momento en que Unamuno, a quien correspondió la palabra, levantóse con lentitud y apoyó cansa­do sus manos en la gran mesa. Se hizo silencio y el filósofo vasco habló: "Sé que estáis esperando mis palabras con verdadera expectación e interés. Me conocéis bien y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. Muchas veces callar equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado cómo complicidad.
Hace un momento he escuchado el necrófilo e insensato grito de Viva la Muerte'. El general Millán Astray es un inválido. Él es un inválido de verdad. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente hay hoy en España demasiados mutilados y si Dios no lo remedia pronto habrá muchísimos más. Me sobrecoge el pensar que el general Millán Astray pudiera algún día dictar leyes y normas. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes es hasta cierto punto lógi­co que encuentre un terrible alivio a su situación viendo cómo en torno suyo se multiplican los mutilados."
En aquel instante el general se levantó violentamente gritando entre el clamor falangista: "¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la Muerte!'. Unamuno hizo otra pausa y esperó que cesaran los gritos y con voz lenta concluyó: "Éste es el templo de la inteligencia. Y yo, aquí donde me veis, soy un sumo sacerdote. Estáis, pues, profanando su sagrado recinto. Y debo además deciros lo siguiente: Venceréis, qué duda cabe, porque tenéis la razón de la fuerza, pero nunca podréis convencer, porque para convencer hay qué persuadir, y para persuadir carecéis de lo más elemental: de la fuerza de la razón y del derecho. Nada más: me parece inútil pediros que penséis en España. He dicho".
 
Según parece, se hizo un denso silencio, seguido de actitudes hostiles contra el ilustre anciano que salió del recinto protegido por varias personas y la mujer de Franco. Nunca más Unamuno apareció en público, siendo ordenada su detención domiciliaria.»
 
  1. JUTGLAR: H.ª de España. Barcelona,1989

martes, 15 de abril de 2014

5.- La represión.

5.- La represión.
 
 
«Agustín era un mozo sin inquietudes políticas. Lo que estaba pasando en España no era de su incumbencia. A él sólo le interesaba su lucha diaria con la tierra de labor. Esa tarde volvía de la huerta con el azadón al hombro, dispuesto a pasarlo bien en la taberna. En la carretera se encontró con Miguel, un muchacho de las Juventudes Socialistas; también Miguel regresaba del trabajo en la huerta, y juntos caminaron hacia el pueblo. Sin saberlo, iban al encuentro de una de esas aventuras que sólo se viven una vez. En el camino se cruzaron con un requeté navarro que paseaba con uno de los nuevos concejales.
El concejal pronunció unas palabras que, en sí mismas, eran inofensivas:

-Mira, ahí tienes a uno de los más rojos del pueblo.
El requeté no podía oír esto sin entrar en santa indignación. Se despidió de su acompañante y siguió a los muchachos.
 -Venga, veniros conmigo.
-¿A dónde?
-Al Ayuntamiento.
-¡Si nosotros no hemos hecho nada!
-Eso ya lo veremos allí.
 
Y nadie se preocupó de averiguarlo. Entraron en la celda donde había ya otras tres personas. El único que no tenía mucho miedo era Agustín, seguro de que podría aclarar las cosas antes de la noche.
Ya oscurecido, al terminar su partida de dominó, los requetés salieron de la taberna y se enfrentaron con la excitante noche veraniega. Alguien preguntó:
 
-¿Hay algún rojo en el Ayuntamiento?
-Seguro que hay alguno.
-Pues vamos a por ellos.    
Y así fue como los cinco hombres fueron conducidos a las tapias del cementerio y la noche se llenó de disparos.»
 
 
Julio de 1936, Rincón de Soto (Rioja), pue­blo ocupado por los rebeldes

lunes, 14 de abril de 2014

4.- Manifiesto de Franco

4.- Manifiesto de Franco

           


            La situación de España es cada vez más crítica. La anarquía reina en la mayoría de los campos y pueblos. Huelgas revolucionarias de todo orden paralizan la vida de la población, arruinando y destruyendo sus fuentes de riqueza (…). Al espíritu revolucionario e inconsciente de las masas engañadas y explotadas por los agentes soviéticos se unen la malicia y negligencia de las autoridades de todas clases.

            Justicia e igualdad ante las leyes ofrecemos, paz y amor entre los españoles, trabajo para todos, justicia social llevada a cabo sin encono ni violencia y una equitativa y progresiva distribución de la riqueza (…). El espíritu de odio y venganza no tiene albergue en nuestro pecho (…) haciendo reales en nuestra patria `por primera vez y en este orden la trilogía libertad, fraternidad e igualdad.


            Radio Las Palmas, madrugada del 18 de julio de 1936

viernes, 11 de abril de 2014

3.- Inicio de la sublevación militar.

3.- Inicio de la sublevación militar.
 
«Don Francisco Franco Bahamonde, General de división, Jefe Superior de las fuerzas Militares de Marruecos y Alto Comisario
 
HAGO SABER:
Una vez más el Ejército, unido a las demás fuerzas de la Nación, se ha visto obligado a recoger el anhelo de la gran mayoría de los españoles que veían con amargura infinita desaparecer lo que a todos puede unirnos en un ideal común: España.
 
Se trata de restablecer el imperio del orden dentro de la República para llevar a cabo la labor anunciada.
 
ORDENO Y MANDO:
 
Artículo 1° Queda declarado el estado de guerra en todo el territorio del Marruecos español y, como primera consecuencia, militarizadas todas las fuerzas armadas...»
 
 
Melilla, 17 de Julio de 1936

jueves, 10 de abril de 2014

2.- Primeras noticias del levantamiento en ambos bandos.

2.- Primeras noticias del levantamiento en ambos bandos. Exageraciones contrapuestas
 
El Gobierno legal de la República
 
«Se ha frustrado un nuevo intento criminal contra la República. Una parte del Ejército que representa a España en Marruecos se ha levantado en armas contra la República, sublevándose con­tra la propia Patria y realizando un acto vergonzoso y criminal de rebeldía contra el poder legítimamente constituido.
El Gobierno declara que el movimiento está exclusivamente circunscrito a determinadas ciudades de la zona del Protectorado, y que nadie, absolutamente nadie, se ha sumado en la Península a tan absurdo empeño. Por el contrario, los españoles han reaccionado de un modo unánime y con la más profunda indignación contra la tentativa reprobable y frustrada ya en su nacimiento.»
 
Emitido por radio, la mañana del 18 de julio de 1936.
 
 
Los militares sublevados
 
«Españoles: el Ejército es dueño de toda España, menos de algunos puntos aislados donde luchamos con ventaja. Las columnas victoriosas que se dirigen a Madrid están en el Guadarrama, a pocos kilómetros de la capital, que no tardará en caer en nuestras manos. El general Franco se encontraba ayer en Córdoba al frente de una fuerte columna de tropas procedentes de África.'
Es inútil oponerse al avance de la mayor parte del pueblo español sano, que sólo desea una España libre de odios.»
 
 
 
EL GENERAL MOLA, 19 de julio de 1936.

miércoles, 9 de abril de 2014

El “plan” de “El Director”

1.- El “plan” de “El Director”


            Tan pronto tenga éxito el movimiento nacional, se constituirá un Directorio, que lo integrará un presidente y cuatro vocales militares. El Directorio ejercerá el poder en toda su amplitud, tendrá la iniciativa de los Decretos-Leyes que se dicten. Dichos Decretos-Leyes serán refrendados en su día por el Parlamento Constituyente elegido por sufragio, en la forma que oportunamente se determine.

            Los primeros Decretos-Leyes serán los siguientes:

a.- Suspensión de la Constitución de 1931.
b.- Cese del Presidente de la República y miembros del gobierno.
d.- Defensa de la Dictadura Republicana.
f.- Disolución de las actuales Cortes.

            El Directorio se comprometerá durante su gestión a no cambiar el régimen republicano, mantener en todo las reivindicaciones obreras legalmente logradas y adoptar cuantas medidas estimen necesarias para crear un Estado fuerte y disciplinado


                        General Mola. Documento de circulación clandestina. 1936

martes, 8 de abril de 2014

Texto: entrevista a Franco

“El general Franco insiste en que vencerá. ¿Tendrá que matar a lo mitad de España? "Triunfaré cueste lo que cueste”. (…)
Acabo de llegar de Tetuán donde he tenido una entrevista sensacional con el general Francisco Franco, jefe de os rebeldes españoles. Salí de su caluroso cuartel general con dos convicciones: 1ª. Realmente cree que tiene todavía lo posibilidad de dominar a la República. 2.ª Si considera posible el fracaso cercano tendrá la tentación de provocar un incidente internacional de lo mayor gravedad. A mi pregunta: ¿Ahora que el golpe ha fracasado en sus objetivos por cuánto tiempo seguirá la matanza? Contestó tranquilamente: ‘No habrá compromiso ni tregua, seguiré preparando mi avance hacia Madrid. Avanzaré —gritó—, tomaré la capital. Salvaré España del marxismo, cueste lo que cueste”. Le pregunté sí no había llegado el momento de los tablas. Me miró con lo que creo era auténtica sorpresa y dijo: ‘No, no ha llegado. He tenido dificultades, la deserción de la flota fue un duro golpe, pero seguiré avanzando. Pronto, muy pronto, mis tropas habrán pacificado el país y todo eso (…) será pronto algo como una pesadilla”.

Pregunta: ¿Eso significa que tendrá que matar a la mitad de España? El general Franco sacudió la cabeza con sonrisa escéptica, pero dijo: “Repito, cueste lo que cueste (…)”

Pregunta: ¿Qué haría su gobierno si venciera? General Franco: ‘Yo establecería una dictadura militar y más tarde convocaría un plebiscito nacional para ver lo que el país quiere. Los españoles están cansados de política y de políticos (…)”

Pregunta: ¿Cómo consiguió usted colaborar con la República con aparente lealtad durante tanto tiempo? (Franco fue jefe de Estado Mayor en 1934 y 1935).

General Franco: “Colaboré realmente todo el tiempo en que pensé que la República representaba la voluntad popular”.

Pregunta: Y las elecciones de febrero, ¿no representaron la voluntad popular?

General Franco: “Los elecciones nunca la representan (…)”

Pregunta: ¿Pero cómo va a pacificar España si la matanza sigue? ¿No teme que una guerra civil prolongada destruirá a la República, destruirá el Ejército y la Marina y dejará el camino abierto al comunismo?

General Franco: “No. Los ejércitos se forjan en la guerra. Esta es la lucha entre la España verdadera y los marxistas”
News Chronicle, 29 de julio de 1936

lunes, 7 de abril de 2014

Consecuencias sociales y morales

Consecuencias sociales
El resultado de la guerra trajo consigo la recuperación de la hegemonía económica y social por parte de la oligarquía terrateniente, industrial y financiera. Paralelamente, se dio la pérdida de todos los derechos adquiridos por los trabajadores.

Consecuencias morales
La guerra supuso una verdadera fractura moral del país. Varias generaciones marcadas por el sufrimiento de la guerra y la represión de la larga posguerra.
El régimen de Franco nunca buscó la reconciliación de los españoles y siempre recordó y celebró su origen bélico. Las heridas de la guerra civil perduraron durante decenios y la persecución y represión de los vencidos por una rasgo clave del franquismo

viernes, 4 de abril de 2014

Consecuencias económicas

Consecuencias económicas
La guerra fue una verdadera catástrofe económica. Un dato revela su magnitud: la renta nacional y per cápita no recuperará el nivel de 1936 hasta la década de 1950.
Estos fueron los principales elementos de esa catástrofe económica:
  • Destrucción del tejido industrial del país, lo que llevó a la vuelta en los años cuarenta a una economía básicamente agraria.
  • Destrucción de viviendas, se calculan en unas doscientas cincuenta mil, comunicaciones, infraestructuras...
  • Aumento de la deuda externa y pérdida de las reservas de oro del Banco de España, usadas por el gobierno de la República para pagar la ayuda soviética.

jueves, 3 de abril de 2014

Consecuencias demográficas

Consecuencias demográficas
Se han dado cifras muy dispares al cuantificar las pérdidas demográficas que causó el conflicto: los muertos en el frente y por la represión en la guerra y en las posguerra, el hambre, las epidemias; la reducción de la natalidad consiguiente...
Los cálculos más aceptados estiman en quinientos mil muertos, el coste demográfico de la guerra y la posguerra.  A ello habría que añadir la cifra de no nacidos y la pérdida de población joven.
Otro elemento clave de las consecuencias demográficas fue el exilio republicano. Ya durante el conflicto, los "niños de la guerra" fueron evacuados a países extranjeros, pero el gran éxodo tuvo lugar en enero y febrero de 1939, consecuencia de la conquista de Cataluña.
En conjunto, se calcula que hubo unos cuatrocientos cincuenta mil exiliados. Aunque algunos fueron retornando durante la dictadura, muchos no volvieron a España o esperaron a la muerte del dictador en 1975. Este exilio supuso una importante pérdida demográfica para el país: una población joven y activa, que incluía a gran parte de los sectores más preparados del país: las elites científicas, literarias y artísticas de la Edad de Plata.

miércoles, 2 de abril de 2014

La ayuda extranjera

La ayuda extranjera

La desigual ayuda exterior recibida por ambos bandos fue uno de los factores que explican la victoria de los nacionales.
El bando nacional recibió desde un primer momento una decidida ayuda de Hitler y Mussolini. Tras recibir apoyo aéreo para pasar el Ejército de África a la península, Mussolini envió setenta mil soldados italianos, munición y material de guerra; y Hitler mandó la  Legíon Cóndor que incrementó de manera decisiva la superioridad aérea de Franco. La colaboración de Portugal, aunque no fue decisiva en el terreno militar, permitió el libre paso de armas para el ejército de Franco por territorio luso. Por último, hay que señalar las tropas marroquíes integradas en el Ejército franquista y que a menudo fueron utilizadas como fuerzas de choque.
La única ayuda que recibió el bando republicano de las democracias fue las escasas armas enviadas desde Francia en los primeros momentos del conflicto. La ayuda francesa quedó inmediatamente cortada tras la firma del Pacto de No Intervención.
La ayuda soviética comenzó a llegar a tiempo para ayudar en la defensa de Madrid. Sin embargo, aunque fue importante fue más dispersa y de menor calidad que la que recibió Franco.
Las Brigadas Internacionales estuvieron constituidas por grupos de voluntarios, no todos comunistas pero reclutados por la Internacional Comunista en muchos países del mundo. Fueron unos cuarenta mil y tuvieron un papel importante en la defensa de Madrid y en las batallas del Jarama y Teruel.
Las presiones del Comité de No Intervención y el desinterés de Stalin, que pensaba ya en buscar algún tipo de acuerdo con Hitler, hicieron que Negrín aceptase su salida de España a fines de 1938. De nuevo, el Comité de No Intervención fracasó en su intento de que las tropas italianas que apoyaban a Franco abandonaran España.

martes, 1 de abril de 2014

La dimensión internacional del conflicto

La dimensión internacional del conflicto

La guerra civil española fue uno de los conflictos del siglo XX que más repercusión internacional provocó.  En el conflicto español se entrecruzaron a la vez los intereses estratégicos de las potencias y el compromiso ideológico de las grandes corrientes políticas del momento.
Las potencias fascistas decidieron desde un primer momento ofrecer una ayuda importante a los rebeldes dirigidos por Franco. Mussolini y Hitler no solo podía conseguir beneficios estratégicos, Italia continuaba su política de expansión mediterránea y Alemania podía obtener un aliado que amenazara la retaguardia francesa, sino que ayudaban a un aliado ideológico en su lucha contra los sistemas democráticos y las ideologías obreras. Portugal se unió desde un principio a esta ayuda a Franco.
La URSS, por otro lado, tuvo muy claro desde un principio su compromiso de ayuda a la República. No sólo se enfrentaba a la expansión del fascismo, sino que alejaba el centro del conflicto entre las potencias al otro confín de Europa, alejando el interés de Hitler de sus fronteras.
Las grandes democracias tuvieron una actitud que podemos catalogar como uno de los grandes engaños diplomáticos del siglo. Gran Bretaña estaba decidida desde un principio a mantenerse neutral. El gobierno conservador británico veía con aprensión la extensión de la influencia germano-italiana a la península y la consecuente puesta en peligro de su base de Gibraltar y su ruta imperial a la India; sin embargo, la orientación revolucionaria que pronto tomaron los acontecimientos en la zona republicana alejó definitivamente de la cabeza del gobierno conservador la posibilidad de una ayuda a la República. El gobierno francés, pese a estar conformado por el izquierdista Frente Popular, siguió lo marcado desde Londres.
La actitud de las democracias ante la guerra española se enmarca en su ilusoria búsqueda de una política de conciliación con Hitler. El Reino Unido, y con él Francia, habían optado hacía tiempo por tratar de evitar cualquier enfrentamiento que pudiera llevar a una guerra general.
El mayor ejemplo de esta actitud fue la política de apaciguamiento ante las potencias fascistas, que alcanzó su cenit con la firma del Pacto de Munich en septiembre de 1938. Se puede afirmar que desde ese momento, las esperanzas de la República desaparecieron.
Otro buen ejemplo de esta actitud fue la política del gobierno norteamericano. Mientras el Congreso de Estados Unidos aprobaba la denominada Ley de Neutralidad, el gobierno de Roosevelt miraba para otro lado cuando las compañías petrolíferas norteamericanas vendían combustible a Franco.
El gobierno francés de Léon Blum, con el apoyo británico, ofreció a las demás potencias un pacto de no intervención en el conflicto español: se trataba de no facilitar ni hombres ni material de guerra a ninguno de los bandos en conflicto. Nació así el denominado Comité de No Intervención al cual se adhirieron todas las potencias. El Comité fue una farsa, mientras Francia y Gran Bretaña se abstenían de ayudar al régimen democrático en España, Hitler y Mussolini apoyaron de forma masiva y decisiva la causa de Franco. La única potencia a la que pudo volver sus ojos el gobierno de Madrid fue la URSS, algo que, indefectiblemente, repercutió en la evolución interna de los acontecimientos en la zona republicana.