Conquista de
Badajoz: lucha a muerte y represión
«Badajoz estaba defendida por el coronel Ildefonso
Puigdendolas, con unos 8.000 milicianos inexpertos.
Después de una mañana de bombardeo de la artillería, se
ordenó el ataque a media tarde del 14 de agosto. La 16.ª compañía de
la 4.ª bandera de la Legión se lanzó contra la puerta de la Trinidad,
cantando, en el momento del avance, su himno, en el que proclaman que su novia
es la muerte. En el primer asalto fueron rechazados por las ametralladoras de
los milicianos. Pero, al segundo, los legionarios consiguieron abrirse paso,
matando a sus enemigos a bayonetazos.
Habían conseguido entrar, aunque, de la fuerza de asalto,
sólo sobrevivieron un capitán, un cabo y catorce legionarios. Al mismo tiempo,
otra columna de legionarios asaltaba las murallas próximas a la puerta del
Pilar. Entonces la batalla continuó en las calles. Las dos fuerzas atacantes se
encontraron en la plaza de la República, bajo la sombra de la catedral, y la
lucha cuerpo a cuerpo continuó hasta la noche. Badajoz quedó sembrada de
cadáveres. El coronel Puigdendolas huyó a Portugal. Los legionarios mataron a
todo el que llevaba armas, incluso a unos milicianos que estaban en las gradas
del altar mayor de la catedral. La plaza de toros se convirtió en campo de
concentración. Muchos milicianos, y todavía más carabineros, fueron fusilados
por orden de Yagüe.»
H. THOMAS: La Guerra Civil
española. Madrid, 1979