sábado, 25 de febrero de 2012

Liberalismo político. Tres ideas fundamentales.

TRES IDEAS FUNDAMENTALES
Rawls inicia esta parte con la identificación de un consenso traslapado. Pretende hacer de la justicia un método equitativo repartiendo dentro de la sociedad las responsabilidades de participar en un orden controlado por el Estado, aduciendo que dicha sociedad tiene la facultad de crear los mecanismos necesarios para que el Estado tenga los medios para actuar por el bien de la sociedad. Entonces su concepto traslapado no es otra cosa que la justificación de la existencia del Estado por medio de sus instituciones y el control que ejerce sobre la sociedad. Al repartir las responsabilidades y por supuesto montar en organismos y grupos sociales las responsabilidades de las instituciones incapaces de enfrentar sus responsabilidades, según Rawls, se crean grupos de hombres políticos dentro de sociedades democráticas. Pero a lo largo de este ensayo hemos argumentado que la democracia no es sinónimo de justicia y tampoco de equidad. La justicia imparcial tampoco representa libertad de pensamiento. Puede coadyuvar a mejorar las relaciones entre los diversos grupos existentes dentro de la sociedad, pero ello no garantiza que la justicia sea respetada ni mucho menos acatada si en verdad el pensamiento libre fuera el sustento del comportamiento del hombre en sociedad.
El mejor argumento que Rawls propone es la aceptación general de las leyes por parte de la sociedad, la cual tiene distintas doctrinas de comportamiento y su concepción del bien es en exceso particular para defender que una sociedad democrática es justa. Un régimen democrático se ostenta como constitucional y tiene básicamente dos características:
  1. Es una relación de varios grupos sociales en la que se entra al nacer y se sale solo al morir.
  2. El poder político siempre será coercitivo respaldado por los órganos de represión del gobierno dentro de los cuales incluimos al propio sistema de impartición de justicia y todos sus elementos como son los ministerios públicos, los secretarios de acuerdo, dictaminadores, proyectistas y por supuesto jueces y magistrados.
Si la justicia fuera en verdad imparcial, la impartición de justicia y los métodos para seleccionar a quienes llevarán a cabo esta labor serían procesos abiertos al escrutinio público. Sin embargo, el hecho de que en nuestro país el sistema de impartición de justicia se encontrara supeditado al Poder Ejecutivo trastocó a la Constitución en su más profunda justificación como es la separación y el equilibrio de poderes. Aunado a esto, todos sabemos que no hay nada peor que tener asuntos con las agencias del ministerio público. Hemos sido testigos de que el verdadero poder para equilibrar la justicia y su sistema de impartición es la organización de la sociedad civil. Pero hasta aquí tenemos dificultades, ya que la libertad de pensamiento o el pensamiento del liberalismo político atendiendo a Hobbes que nos dice que el hombre es un animal político y siempre lo será mientras viva en sociedad, hacen que la equidad de la justicia se complique debido al pensamiento racional y razonable, que no tienen la misma finalidad y por consecuencia tampoco tendrán los mismos intereses.
Para lograr el mayor orden posible, debemos encontrar la forma de conciliar todos los intereses y doctrinas políticas, religiosas y todas aquellas que influyan en el pensamiento del ser humano, para lo cual se crearon las Constituciones como forma de reconocimiento a la existencia del Estado como órgano rector del bienestar y la sana convivencia social. Así también se legitimó el uso de la represión por parte del Estado y el porqué de que a algunos ciudadanos se les excluyera de estas sanciones, como son los diputados, los senadores y todo aquel servidor público cuyas funciones sean inherentes al cuidado del bienestar social. Rawls atribuye a la Constitución como el medio por el cual se puede lograr el liberalismo político, pues en ella se encuentra supuestamente el ideal de justicia reconocido por todos los ciudadanos. Pero para que la Constitución sea la convergencia entre sociedad y Estado por medio del liberalismo político, es necesario contar con dos elementos primordiales:
  1. Las divergencias en cuanto a la justicia deben poder ser resueltas mediante valores políticos y su representación.
  2. Estos valores políticos deben ser superiores a todos los valores morales en lid.
Pero ¿qué peso tiene en verdad la representación social como medio de solución de conflictos, cuando el Estado debe desatender algunos valores para atender a otros? Las acciones del Estado deben encontrarse al alcance de todos los actores tanto políticos como no políticos mediante los canales adecuados. Según Rawls, la existencia de instituciones es parte de la imparcialidad de la justicia, pero en verdad las instituciones ¿son justas e imparciales?. Se supone que las instituciones son justas e imparciales en la medida en que considera dentro de sus ideales los principios de la razón práctica, ya que el sentido de justicia de los ciudadanos es superior a las tendencias normales de la injusticia. La estabilidad se fundamenta entonces en que todos los ciudadanos acepten los preceptos razonables y racionales desde el punto de vista liberal político dirigido a la razón pública. Lo importante no es en sí que se atiendan los conceptos de estabilidad, justicia e imparcialidad de todos los ciudadanos, sino encontrar la manera de actuar en concordancia a todas ellas y que las sanciones aplicadas en caso necesario sean aceptadas generalmente. El liberalismo político debe atender esta diversidad como marco de las instituciones. El pluralismo no es un obstáculo sino el marco en el que deben actuar las instituciones aceptando todas las doctrinas sociales, aún las irracionales, inconciliables en incluso las violentas. Este es un principio de la democracia como justificación de la equidad, ya que la justicia debe presentarse independiente a todas ellas equilibrando todos los puntos de vista y los valores morales y políticos. Pero la sociedad solo se puede entender a través de su modus vivendi como dice Rawls. Por esta razón las instituciones deben estar cerca de los grupos más numerosos, ya que si estos forman la mayoría social serán también el medio de justificación de las acciones del Estado puesto que tiene los medios para hacer que converjan todos los puntos de vista de los ciudadanos.

Pero cuando el pensamiento individual es traslapado, la expectativa de encontrar un consenso estable se vuelve igual de lejana que la justicia misma. Los intereses individuales o de grupo no encuentran respuesta en las instituciones por más que el Estado quiera contener las situaciones. Tan simple como recordar Sarajevo en los años de 1990 a 2000. Los intereses civiles y religiosos derrumbaron la estabilidad política y no bastó ningún consenso, ningún argumento de convergencia fue suficiente. La irracionalidad de las doctrinas sociales superaron o mejor dicho, para entenderlo de acuerdo a nuestro textotraslaparon la capacidad del Estado y no solo del Estado yugoslavo, sino de otros estados que buscaron una solución imparcial alconflicto. El desorden y la incapacidad hasta de la O.N.U. llegó a tal grado, que la unificación nacional quedó desintegrada y la separación racial, étnica, religiosa, política y de justicia fue la medida de entendimiento imparcial dentro de la región, por que no solo fue Yugoslavia, también Checoslovaquia y algunas otras naciones.
Los mas cercano que tenemos a una justicia imparcial dentro de un Estado democrático, es la libertad de pensamiento ya que la libertad de acción siempre estará limitada por el equilibrio de intereses dentro de la denominada razón pública. Pero la razón pública no sólo es la aceptación de una cooperación social justa, sino el respeto por la pluralidad de los valores políticos. Rawls menciona que "…no existen suficientes fuerzas políticas, sociales o psicológicas para lograr un consenso traslapado, ni para hacer que el consenso sea estable"… en lo que estoy de acuerdo, por que los principios liberales acerca de la justicia deben atender al modus vivendi y por lo tanto la pluralidad siempre será el factor de conciliación política. Esto nos dice que la mayoría de los ciudadanos no ven a la justicia como algo incorporado a su modus vivendi, no tienen conexión con ella y sus principios les son ajenos, viven dentro de un Estado que según Rawls solo pueden salir de éste con la muerte, en el cual aceptan la Constitución sin comprenderla y más aún, sin saber que son parte de ella en lo que compete a la soberanía aunque se defienda la aceptación universal legítima de su contenido político y jurídico.
Pero las disyuntivas sociales quedan en segundo lugar ante las disyuntivas políticas. La falta de consenso político impide la cohesión del pensamiento libre, por lo cual la legislación que debe abarcar todos los temas esenciales e importantes de la sociedad no será capaz de solucionar los conflictos y por lo tanto, por más que se mencione el Estado democrático, su Constitución no será suficiente para mantener el equilibrio y mucho menos la equidad y la imparcialidad de la justicia, que quedará al margen de los grupos de poder que desconocen el modus vivendi de la sociedad.